De nuevo
Hoy en día, Montbelleux representa sobre todo un lugar de memoria industrial insólito dentro de un entorno de ganadería y de cultivos.
Varios centenares de familias vivían gracias a la mina.
La mina representaba la creación de riqueza pero a su vez una cultura: los hombres eran robustos, la mina era sinónimo de suciedad, sudor, peligro pero a la vez era amistad y dignidad.
La mina vivió momentos dolorosos, muertes o heridos por accidente, despidos cuando bajaba el precio del wolframio en el mercado de las materias primas.
El castillete, visible a kilómetros a la redonda, marca el paisaje y se erige como el último testigo en Bretaña de una explotación minera con importancia.
La extracción del estaño y sobre todo del wolframio constituía la única actividad en Montbelleux, a pesar de la existencia de otros numerosos minerales en el subsuelo: fluorita, topacio…